jueves, 19 de agosto de 2010

LOS FRAUDES DEL FISCO

El contribuyente paga mucho y recibe poco

Juan Cruz, el de OTRA MIRADA, encontró el camino recto gracias a la cieguita que le dio el sobre. En estos dos años se ha culturizado. Ahora es un hombre de bien, integrado y respetable, pero asegura que su vida ha cambiado poco, a pesar de las apariencias. Ayer compartimos un Chacolí. No está a gusto, y no culpa a una ideología ni formación política en concreto, sino a la gestión económica de lo público

—No te pareces en nada al desconocido que detuvo la policía a punto de cometer un atraco. ¿Te acuerdas? —le dije.

—¡Me acuerdo!, pero las cosas no son tan distintas.

—No digas eso.

—Tengo trabajo, sí, pero todos los meses me quitan una pasta. Había oído hablar de los fraudes fiscales, pero no sabía yo que Hacienda defraudara tanto.

—No, hombre, no. Hacienda no, defraudan los contribuyentes.

—Ah, ¿no? Hacienda administra nuestras perras. A mí no me dan cuentas ni me piden parecer. No sé tú, yo pago mucho y recibo poco. Eso me huele a engaño, ¡a fraude!

—No pienses mal. Hay un presupuesto, un control del gasto...

—¡Tapaderas! La cabra se la mama el que la tiene cerca. Cuando baja la hucha suben el IVA, los carburantes, las multas.¡Qué cacería. Me siento perseguido, como siempre: antes porque el que robaba era yo, ahora porque son ellos los que me quieren robar. Solo hay una diferencia: de ratero no tenía horarios ni disciplinas ni estrés. Ahora, ya ves —concluyó.

Algunos clientes de la terraza donde estábamos, conocidos míos, que escucharon la conversación, aplaudieron las opiniones de Juan. También expresaron su disgusto por el poco cuidado que ponen los administradores a la hora de gastar los fondos públicos en esta época de crisis. Es lo que hay.
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