domingo, 3 de octubre de 2010

NO SE ENTIENDE

Gastamos más en organizar guerras que en garantizar la paz. No se entiende.

De todas las máquinas que sufren y viajan con nosotros, la mente humana es quizá la más compleja y la de más difícil reparación. Siendo el pensar algo inherente al ser humano, no siempre controlamos esa facultad. Vamos, que muchas veces no sabemos quienes somos ni nos entendemos a nosotros mismos. Sin ir más lejos,  Miguel Ángel, después de lo que le pasó con el coche en Una avería, dice que ya no se atreve a analizar su comportamiento ni el de cuantos le rodean.

Hay muchas cosas que nunca entenderemos. Por ejemplo, por qué somos tan individualistas y gastamos más en organizar guerras que en garantizar la paz. Menos mal que algunos países vecinos y amigos ya intercambian programas y trabajan en ello. Antes tuvieron que ver cómo reventaban las torres mejor cimentadas en la democracia más sólida.

No se entiende por qué los grandes grupos financieros y económicos solo piensan en ganar cada vez más. No les importa empobrecer a sus clientes hasta ponerles al borde del hambre. Están oxidando a la masa, a la máquina que produce y reinventa el mundo cada día. Pronto seremos pura chatarra. No sé si se entiende lo que digo, yo no entiendo lo que veo.

Tampoco podemos entender cómo, después de tantas luchas a las que se enfrentaron nuestros antepasados para reunificar territorios y condiciones sociales, los “salvapatrias” de turno, que solo se preocupan de la incubación de sus votos, se reúnen en torno a unos pinchos de bonito del norte, una butifarra y unas botellas de cava para repartirse la gran tarta del postre, según sus caprichos, sin pensar en la desigualdad que van a crear en un estado donde todos pretendemos los mismos derechos. ¿Entendéis algo? Yo tampoco. Bueno, sí: que estamos todos locos y nos han cerrado los manicomios.
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