jueves, 6 de enero de 2011

ASÍ NO PODEMOS BRINDAR (y II)

Por chorizo - por difamador.

Brindamos en Nochevieja, sí, pero sólo fue un simulacro para no velar la alegría de los más jóvenes, que no ven la sequía económica y de valores en los campos yermos de nuestra sociedad. El año se fue entre rabietas. Bien se encargó él de rompernos antes las muñecas para que no aplaudiéramos.

Yo sigo con mi copa Laveguilla,  creación única de mi amigo el ribereño Epifanio García del Pozo, autor del libro La Armedilla. Un Monasterio Olvidado, a cuyas sombras sigo reflexionando sobre las noticias que me sorprendieron el otro día en la cadena donde trabaja Luís Balín (*).

 Saltó otra vez el nombre de un alto cargo político que, presuntamente, habría metido la mano en la caja pública. Después de varios meses desde los primeros rumores, nunca más se supo. Si lo presunto fue probado, lo justo es que el ratero vaya a la cárcel. Pero si todo quedó en un bulo, también es justo que el difamador pague por ello, y se diga.

 Otra: Cada vez hay más violencia de género. Las autoridades se preocupan de hacer leyes que castiguen al agresor. Nunca serán suficientes, mientras no analicen las causas de estos desmanes y acaben con ellos. Es un mal social que no se cura solo con condenas. Prevenir, mejor que curar.

 Hablando de leyes, llama la atención el vacío legal sobre los derechos de autor, centrado en la descarga cibernética de obras de arte, especialmente de música, que está dejando en la miseria a compositores y empresas relacionadas con el sector: editores, distribuidores, tiendas, etc. Aquí, como en el caso anterior, la pena no hace justicia a la víctima.

Los casos comentados no animan a la fiesta, máxime cuando el contribuyente ve que sus impuestos no son aplicados con coherencia y eficacia. Así, ¿cómo vamos a brindar?
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(*) Si pinchas sobre lo subrayado y en negrita descubrirás otras lecturas.