jueves, 17 de marzo de 2011

¡OOOOLÉ! (y II)

No reciben a nadie, sólo limosnas en billetes de 500€

En el camino de vuelta, desde Zaragoza a Madrid, no pude dejar de pensar en los hechos que me llevaron a tierras aragonesas. Hay materia para muchas reflexiones concluyentes:

Se barajan varias cantidades robadas a las Cistercienses, pero ellas dicen que sólo son unos ahorrillos; cuestión subjetiva del concepto de las cifras. El gremio de ladrones y butroneros debe estar muy mal —ya lo he dicho otras veces— cuando se dedican a robar cepillos en los monasterios, en lugar de atracar a los bancos, como dios manda. La policía está más ocupada en averiguar el origen que el paradero de los billetes desaparecidos; parece como si las delincuentes fuesen las pobres religiosas, o que ellas no pudiesen ser ricas. ¿Por qué los políticos sí y ellas no? Los primeros no dicen cómo se lo llevan, tampoco pagan al fisco. Las monjitas sí que dicen como ahorran: reuniendo limosna a limosna, haciendo trabajillos diversos y con mucha austeridad. Las autoridades del trinque pretenderán ahora que las saqueadas se confiesen ante Hacienda. Ellas dirán que no, natural; ya se confiesan con Dios (con mayúsculas) todos los días.

Lo primero que tiene que hacer el ministro de los dineros y todos los ministros es declarar lo suyo y pagar; y luego aprender de las monjas aragonesas a conseguir superávit en los balances de ingresos y gastos, para gozar de tesorería excedentaria. A lo mejor, sin mucho esfuerzo, ven que hay que producir más y derrochar menos: menos coches caros, menos comilonas, menos viajes pagados, menos escoltas, menos políticos y cargos inútiles y ningún pelotazo ni “eres” fraudulentos. Así que hala, a trabajar. Y ¡Oooolé por las monjitas! Un premio para ellas. O dos, si invierten sus ahorrazos en iniciativas que mejoren la vida de los demás. Amén.
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4 comentarios:

Emilio Porta dijo...

Yo, como dice la máxima evangelica...no tiro el primer "pedrusco"...ellas tampoco lo harían. Me refiero a si tuviera un diamante o un rubí. No me dicen nada...pero creo que lo guardaría a buen recaudo para que Hacienda no lo pillara. No por Hacienda, que, si para pagar cosas del bien común ( no considero a los políticos ni los sindicatos, ni los partidos, entre el bien común ) pues estaría bien. Pero resulta que casi todo está privatizado ( y se paga a si mismo...) menos los políticos. Menos mal que queda algo para carreteras...y ni aún así. Yo, si pudiera, lo digo con absoluta claridad, no pagaría un duro Hacienda. Dado que no puedo tampoco hacerlo ahora, puesto que mis ingresos están por los suelos, me ahorro el dilema.
Querida monjitas: sean ustedes menos "hacendosas"...pero más caritativas...digo yo, claro, en el hipotético caso de que así no fuera.
Pero eso, Alejandro, tampoco lo sabemos realmente. Ni sus posibles obras.

Alejandro Pérez García dijo...

Querido Emilio, poco voy a añadir a tu comentario, después de lo que ya he escrito. Solo matizaré algún convencimiento.

Si por exigencias dependientes tuviera que ser políticamente correcto, tendría que recriminar a las monjitas su incumplimiento con Hacienda, suponiendo que no hubiesen pagado los impuestos correspondientes. Hasta que las autoridades no se pronuncien al respecto, no lo sabremos. Quizá no lo sepamos nunca, al diluirse el caso en el revolver mediático, como pasa tantas veces. Sea como sea, si no han pagado, me alegro y las aplaudo. Siento tener que decir esto, pero he de ser coherente con lo que siento. Entre Hacienda y la Seguridad Social me quitan (literalmente) todos los meses una pasta que, en justa compensación, no recibo de ninguna manera. Me gustaría no pagar, pero el sistema no me permite tal malicia. Si pudiera lo haría, créeme. Una cosa es solidaridad y que mi dinero sirva para ayudar a quien lo necesite y lo merezca, y otra bien distinta es financiar pelotazos, trinques, cargos que no tienen razón de ser, subvenciones para empresas allegadas y otras corruptelas imperdonables que dilapidan el dinero destinado a Sanidad, Educación, Asuntos Sociales o Fomento, que hay que ver como está de baches la M-30, la 40, la 50 y las que no van a hacer porque alguien se llevará antes el dinero… No sigo porque me pongo como una moto. Hasta en eso, en el carburante, también nos roban. Por todo eso, si las monjitas no han pagado a Hacienda, mi “Oooolé” rotundo.

De acuerdo con ellas por tener el dinero en el cajón. Con los bancos, otros artífices del latrocinio, cuantos menos tratos y más lejos de ellos, mejor; y más ahora, que con la cascada de quiebras e intervenciones pueden perder esos “ahorrillos de toda su vida”.

Con lo que no puedo estar de acuerdo es con que tengan tanto dinero parado. El dinero tiene que rendir para que genere bienestar: más para quien menos tenga. Ese debe ser el destino de la tesorería excedentaria, ociosa. Estas monjitas, que por su condición religiosa tienen –o deberían tener- comportamientos distintos, bueno sería que hicieran algo diferente: destinar ese dinero a paliar el hambre del mundo, a fomentar la educación o a crear residencias para el cuidado de los mayores, que muchos, como apuntaba hace unos jueves, ya están pensando en hacerse con una placita en cualquier cárcel, todo gratis, por falta de posibles para cosa mejor. Claro que para eso a lo mejor tienen que pecar contra los Mandamientos de L.D., contra el Quinto o el Séptimo. Eso a ellas, a las religiosas, no les gustará. ¿O sí? No lo sé.

Gracias por volver a estos suburbios, Emilio. Un abrazo fuerte, como siempre.

Alex

Anónimo dijo...

Bien Alejandro. Me gusta verte en ese papel con la chispa de siempre y sobre todo me gusta que pongas a los ministros a aprender que buena falta los hace. De las monjas bien claro lo dices, que no se ejen engañar por los politicos pero que pongan los billetes donde arreglen algo que buena falta hace.

Saludos.

Luis Martin

Alejandro dijo...

Amigo Luís, ya te agradecí ayer personalmente tu comentario. Como sé que te gusta ver tu nombre en la pantalla y que te conteste, reitero mi gratitud por el tiempo que dedicas a leer estos "chascarrillos con mucha seriedad", como tú dices. Gracias por seguirme.

Un abrazo, amigo Luis.

Alejandro