Las limosnas de los pobres ahora socorren a los bancos
Lo prometido es deuda, aunque para algunos sea un coñazo (está en el DRAE). Decía la semana pasada que las depreciaciones que han de aplicar los bancos a sus inmuebles van a ocasionar serios perjuicios económicos a los de siempre. Por lo mismo que nadie desea socios pobres ni pulgas en su perrera, ningún banco saneado querrá fusionarse con otro en situación de quiebra. Ante eso, el Gobierno tendrá que incentivar las fusiones para que sean atractivas. Tal objetivo, tratándose de números rojos y entidades de crédito, se consigue con dinero. El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) ha sido creado para recoger potenciales disponibles destinados al fortalecimiento de bancos con problemas.
No hay que discurrir mucho para deducir que el FROB se va a nutrir con el dinero público, el que se amontona con los sacrificios privados de los más desprotegidos. O sea, como una ONG para ricos que reparte las limosnas de los pobres. ¡Manda aquello! Se sabe, aunque los mandarines no han puesto ningún empeño en que salga en los papeles, que la subida del IRPF, que hemos empezado a sufrir en la nómina de febrero, ascenderá a unos 6.000 millones de €uros mal contados, y que irán a parar íntegramente a ese FROB auxiliador, que “aumentará su cuantía a 15.000 millones, y podrá endeudarse hasta los 90.000 millones si fuera necesario”, según fuentes consultadas. Así los bancos y las cajas seguirán esclavizando al pueblo con su propio dinero. Qué contrasentido.
Además los bancos, al depreciar en 50.000 millones de €uros sus ladrillos, dejarán de ingresar más de 10.000 millones en hacienda por impuesto de beneficios. Esa diferencia tendrá incidencias negativas en las prestaciones sociales, que soportaremos los mismos de siempre. Siempre los mismos.
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